Viajar a la India es adentrarte en un mundo diferente por sus olores, paisajes, sabores… pero sobre todo por sus gentes que son, sin duda, lo más fascinante del viaje. Un laberinto de personas que se te acercan te hablan e intentan venderte toda suerte de inutilidades, un ritmo de vida lento y pausado en el que aún no se conoce el significado de la palabra estrés, unos ojos que miran con bondad e inocencia inusitadas y una miseria inconcebible para nosotros, son mucho más interesantes que cualquiera de los monumentos que puedas encontrar.
Entre estos monumentos destacamos, por supuesto, el mítico Taj Mahal. Un arco enorme con incrustaciones de piedras preciosas nos conduce a un jardín con un estanque en el que al final está el mausoleo todo de mármol blanco. La visión del exótico monumento entre la bruma que a menudo existe en este lugar es algo espectacular, casi perteneciente al mundo de los sueños.
Otros monumentos para destacar son los Templos de Khajuraho. Templos de los siglos XI y XII en perfecto estado de conservación en cuyas paredes se esculpen escenas tanto de la vida cotidiana de aquella gente como del Kamasutra.
CONSEJOS PRÁCTICOS:
-Es importante estar mentalizado de algo muy importante al viajar a la India: no es un viaje para disfrutar o descansar, sino para conocer y asomarte a otro planeta. Se ven cosas desagradables provocadas todas ellas por la miseria, conocer estas cosas es el principal “atractivo” del viaje.
-No hace falta ir provisto de dólares, es mejor llevar euros y allí ir cambiando a rupias, de este modo nos ahorraremos el doble cambio. Se puede cambiar en cualquier banco u oficina de cambios con comisiones muy bajas.
-La mejor época para viajar a la India es en invierno, ya que no llueve y las temperaturas son más agradables. Desde junio hasta octubre es la época de los monzones y las intensas lluvias pueden estropearte la estancia, además del insoportable calor.
-En algunas ocasiones los teléfonos móviles no funcionan, pero eso no supone ningún problema, existen repartidas por todo el país unas tiendecillas con el letrero STD en la puerta que te ofrecen la posibilidad de llamar a cualquier parte del mundo por unas pocas rupias. Las tarjetas telefónicas son inútiles en la India, pues rara vez encontramos cabinas por las calles.
-Cuando vayas a comprar algún artículo, no te conformes con el precio que te den en un principio. Al parecer te ofrecen más del doble de entrada con idea de ir bajando. Esta práctica puede ser un poco pesada para algunos, pero nunca podemos mostrarnos cansados ni perder la sonrisa, pues pensarán que tenemos prisa y que terminaremos comprando al precio que nos digan. Hay que regatear también para los transportes de las ciudades: taxis, rickshaw (bicicletas con asientos detrás para transportar viajeros), tuc-tuc (vehículos con motor de 2 o 3 ruedas), por supuesto siempre antes de montarnos. De todas formas, para los que odien el regateo, decir que los precios suelen ser muy bajos, por lo que a veces nos encontraremos discutiendo por unos céntimos.
-Los indios ven al turista como un saco de dinero con piernas del que hay que conseguir algo y hay que estar prevenidos para dar las propinas que queramos nosotros. Por poner un ejemplo, en los hoteles estás tranquilamente en la habitación cuando, de pronto, aparece un empleado y te echa la cortina y te enciende la luz de la mesilla para crear un ambiente más íntimo pidiéndote la correspondiente propina. Esto ya es demasiado, en estas ocasiones, ya hay que pararles los pies y no ceder.
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